ACECA
Desde tiempos inmemoriales, es considerada como el paso (en árabe as sikka) derivando en su actual nombre Aceca, unía La Mancha con La Sagra, primeramente, con un puente árabe y sobre todo durante siglos por una barca (hoy desaparecida). Por ello, a lo largo de su historia siempre fue un punto estratégico para los diferentes pueblos conquistadores de la península Ibérica, obligados a tomar su control para el total dominio de la zona.

Barca de Aceca finales del XIX - principios del XX.
La referencia más antigua sobre este enclave nos traslada al año 183 a.C. donde Tito Livio, describe una batalla que se dio en estos territorios durante la conquista de los romanos. Un ejército capitaneado por Cayo Calpurnio Pisón y Lucio QuincioCrispino, en su avance hacia el norte de la península, luchó contra los carpetanos que defendían el paso del Tajo. Recogida en el capítulo V del LIBRO VI del COMPENDIO HISTORIAL DE ESPAÑA, dice así: “se da por hecho que por donde hoy está Villaseca” y define que esta contienda transcurrió entre el río y el monte de Magán, una vez los romanos consiguieron cruzarlo. Una prueba del emplazamiento romano en estas tierras es una lápida funeraria que fue descubierta en esta zona y citada por Ceán Bermúdez, de la que se desconoce su actual paradero.
En la ocupación musulmana, los árabes construyeron un castillo de vigilancia y control del paso del río sobre los cerros de la Bóveda. También se les atribuye la creación de un molino hidráulico de harina, germen de su futuro industrial como veremos luego.
Siglos más tarde durante la reconquista, el castillo fue destruido y una vez resuelta esta, se dispuso reconstruirlo por el rey Alfonso VI, que ordenó también el repoblamiento de la zona y la creación de la Encomienda de Aceca, dominada por la Orden de Calatrava. De aquellos años se dice que allí hubo un pueblo, incluso con su iglesia, así lo afirma Álvarez de Quindós.
Paulatinamente fue perdiendo población, alejándose esta del río por las pestes y enfermedades, estableciéndose en lo que hoy es Villaseca, según Tomás López, el nombre actual deriva de Villa de Aceca.
Durante el Renacimiento, el castillo pasó a formar parte de la corona en el reinado de Carlos I, que mandó embellecerlo haciéndolo Palacio, ejecutando la obra su hijo Felipe II, para tener en él un sitio de recreo al ser una buena zona para la caza, además de explotar los fértiles campos de sus prados y vegas, junto con el molino de harina y la barca en beneficio del Patrimonio Real.

Casa Real de Aceca, 1637-Jusepe Leonardo.

Aceca, Pier Maria Baldi (Viaje de Cosme de Medici por España y Portugal) 1668.
El oratorio de Palacio tenía en sus paredes dos obras de arte, actualmente expuestas en el Museo del Prado: EL ENTIERRO DE CRISTO de Tiziano, estuvo en Aceca hasta 1646, después fue trasladado a Aranjuez, según afirma Álvarez de Quindós y LA ADORACIÓN DE LOS MAGOS de Hans Memling, famoso tríptico muy admirado en el mundo del arte.



Imagen de la pintura del Palacio de Aceca en su ubicación del Monasterio del Escorial
En esta época se dice de Aceca, que “es un lugar despoblado donde apenas viven las personas que trabajan al servicio del Rey”. Los mapas de este periodo así lo corroboran, solo se muestran destacados el Palacio, los molinos de harina y una venta habitada por el barquero, lugares patrimonio de la corona. La barca conservaba intacta su importancia siendo el principal método de comunicación entre La Sagra y La Mancha, destacar que es mencionada en las NOVELAS EJEMPLARES de Miguel de Cervantes en LA ILUSTRE FREGONA.

Abraham Ortelius, 1584.
El Palacio fue utilizado por todos los reyes de España como lugar de esparcimiento o parada en los viajes de Aranjuez a Toledo hasta el reinado del primer borbón Felipe V. Este rey planteó darle un uso industrial, estableciendo allí una fábrica de paños que finalmente no llegó a buen puerto. Poco a poco fue perdiendo interés por la realeza hasta que, en la ocupación francesa lo quemaron y destruyeron hasta sus cimientos.
Aquí se muestra un documento del precio a pagar por cruzar en la barca dependiendo de las personas con vehículos o animales y si llevaban mercancías, a razón del modo de uso que se eligiera, así se pagaba el arancel (también llamado barcaje). Durante el siglo XVIII mantenía su notoriedad siendo la única manera de unir las orillas del Tajo en el considerado como camino de Andalucía, que pasaba por Aceca.

Por fin un puente... A principios del XIX hubo varios intentos de construcción de un puente, algunos tuvieron relativo éxito. Pascual Madoz en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, año 1845 nos habla de "un puente de madera construido en 1817 que fue roto por las aguas en 1831 y recompuesto en el siguiente, tiene 110 varas de largo, 7 de ancho y 12 arcos, está al nivel de las márgenes del río”. Fue construido por los hermanos, de profesión carpinteros, José y Francisco Díaz naturales y vecinos de Villaseca que realizan la escritura de obligación el 5 de febrero de 1816 a cambio de quedarse con el arrendamiento del pontazgo. Lo mandó construir Fernando VII, sobre hitos de madera y sólidos estribos de Fábrica, siendo diseñado por el arquitecto D. Isidro Velázquez.
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Así nos describe la historia del puente de Aceca D. Cándido López de Malta, en su libro "Historia descriptiva del Real Sitio de Aranjuez", año 1868: "Esta medida, por muchos años reclamada, satisfizo las necesidades de un camino de tanta circulación; pero este puente, (refiriéndose al de 1817) tan sólido como podía serlo uno de madera y en un terreno bastante falso a causa de las continuas riadas duró pocos años, pues en 1854 hubo precisión de levantar otro enteramente nuevo sobre los cimientos del primero, el que hallándose en mal estado fue necesario hacerle una remonta considerable en 1845. Cada riada monstruosa que venía y estas se repiten generalmente cada ocho o diez años, causaba un desastre en este puente: las de Febrero de 1855 si no consiguieron arrastrarle por su buena construcción, le dejaron haciendo varias curvas, subidas y bajadas, en cuyo estado le hemos visto cuatro años y aunque denunciado, ha seguido recibiendo toda clase de cargamento y pasajeros sin suceder desgracia alguna. En 1859 se construyó de nuevo con maderas bien labradas y graciosa baranda formando grecas. Empezó la obra el 23 de Julio y terminó el 21 de noviembre, habiéndose establecido una barca provisional los ciento veinte y un días que el puente estuvo interceptado. Poco tiempo se disfrutó de él después de esta reforma: hubo una fuerte avenida mientras se conducía un viaje de maderas por el rio, y el rápido arrastre de las vigas rompió los diques de las que ya estaban detenidas para extraerlas en Aranjuez. Empujadas unas por otras llegaron a este nuevo puente el día 26 de diciembre de 1860 donde estuvieron detenidas hasta que el violento golpe de las últimas abrió una brecha considerable por donde marchó toda la madera que había llegado a formar una montaña. Con este incidente quedó interrumpido el paso hasta el verano inmediato en que se hizo la necesaria composición. En abril de 1867 ha sufrido otro percance: una partida que se levantó pocos días antes en sentido político incendió dos de sus arcos, siniestro que inmediatamente ha sido remediado, pero de un modo que muy pronto será necesario hacer nuevo este desgraciado puente sin que haya llegado à envejecer." Las sucesivas crecidas gigantescas del Tajo dificultaron mucho la vida a este proyecto, que una y otra vez necesitaba ser reparado o rehacerlo enteramente. Al menos sesenta años dio servicio a transeúntes y gentes del lugar. En febrero de 1885 sufre la enésima embestida de otra gran riada y esta tuvo que ser la definitiva, la que acabó para siempre con la idea de su reconstrucción, pues ya no encontramos ninguna referencia relacionada con este puente posterior a dicho año. De nuevo la barca iniciaría otra etapa de trabajo, que la llevó a ser utilizada hasta mediados del siglo XX. Como han podido comprobar, el río Tajo, antes de la construcción de las presas y trasvases en su cabecera, así como en sus afluentes, era un río muy caudaloso, opuestamente a lo que es ahora. Hay que destacar que los intrépidos carpinteros villasecanos José y Francisco Díaz, anteriormente citados, también fueron los que levantaron el importante puente de Arganda del Rey sobre el Jarama, siendo muy anhelada su construcción, dado que en ese lugar se venía utilizando como método para cruzar el río de igual modo que en Aceca una barca. El alto tránsito de personas, vehículos, animales y mercancías que se producía en dicho enclave del camino real de Madrid a Valencia, lo hacía imprescindible. La Gaceta de Madrid del 28 de noviembre de 1818 se hizo eco de la noticia de su puesta en funcionamiento. Como prueba del gran logro, se puso una placa en la casa pontazgo inmortalizando a estos valientes de Villaseca que se atrevieron a ejecutar estas complicadas empresas. Merecía la pena hacer una mención a este hecho realizado por unos antepasados nuestros. Volviendo a nuestro tema, en este plano observamos al detalle lo que era Aceca en la década de los sesenta del XIX, un valioso e interesante documento que nos hace ver la situación exacta de las construcciones existentes en ese periodo. ![]() Puente de ferrocarril En 1877 se construye un nuevo puente, muy cerca del malogrado de madera, tantas veces destruido por las riadas. Este erigido en hierro, ya fruto del progreso y avance de la sociedad con la llegada del ferrocarril, es instalado para dar servicio a la nueva línea Madrid-Ciudad Real promovida por la Compañía del Ferrocarril de Ciudad Real a Badajoz y que el ministro de Fomento de esa época, Francisco Queipo de Llano, autorizó el 26 de julio de 1877. Fue construida en un breve plazo de tiempo, entre el 1 de noviembre de 1877 y el 31 de diciembre de 1878 siendo su contratista Juan Bautista Dauderni y la suministradora la Fives-Lille, responsable de la Exposición Universal de París. Se desconoce el nombre del proyectista, aunque parece ser que intervino en la construcción personal funcionario de Obras Públicas y la Junta Consultiva de Caminos. ![]() Fuente: https://puentescarreterasyferrocarrilestoledo.blogspot.com/ ![]() ![]() En 1920 es sustituido por el que actualmente podemos contemplar, es un puente rectilíneo de unos 130 metros de longitud con un tablero en tres tramos, el central de 44,50 metros y los dos laterales de 40,50 metros. Presenta un sistema constructivo con vigas tipo Pratt en la celosía, siendo el tablero con vigas transversales y reforzadas con cruces de San Andrés. La manufactura es elegante, observándose cosidos con tornillería. Esta estructura metálica se soporta en las dos pilas centrales de planta rectangular con bordes semicilíndricos revestidos de sillería caliza y cantos redondeados, y en los estribos bien dispuestos en excelente sillería. Los puntos de apoyo se soportan con cojinetes, sin rodillos. La obra se encuentra bien conservada y repintada de color verde acentuando la belleza de la estructura. |
En la década de los ochenta del siglo XIX unos emigrantes franceses fijan su interés en los molinos de Aceca, suponiendo esto el principio de la época más boyante en la historia del barrio.
Los Hermanos Ratié, panaderos de profesión desarrollando su actividad en Toledo, amplían sus negocios comprando el molino hidráulico de Aceca y creando la Fábrica de Harinas “La Sagreña”, logrando ser la principal de la zona. Al llegar a tener un gran volumen comercial, necesitaron crear una colonia industrial, construyendo viviendas en las que pudieran residir los empleados de su fábrica.
Se instaura una escuela por parte de los propietarios de la industria.
La visión de futuro de estos empresarios obliga a los maestros a elegir entre los alumnos más destacados, proporcionándoles los conocimientos necesarios con el objetivo de formar parte de la plantilla, en la materia que despunten.

No cesando en su empeño de avanzar, recién comenzado el siglo XX se apuntan al carro del progreso con la ampliación del negocio a la generación eléctrica. Fundan la sociedad "Electra Industrial Sagreña", primera central Hidroeléctrica de la zona, apenas unos años más tarde de la llegada del fluido a Toledo capital, siendo la pionera en hacer llegar electricidad a zonas rurales, suministrando a todos los pueblos cercanos de la comarca y creando una línea hasta Mora y Los Yébenes, decir que a Villaseca el alumbrado público llegó en 1903 (primer pueblo por cercanía a la central en recibirlo). Años de bonanza que hacen del barrio, un marco incomparable donde tener una oportunidad de prosperar, aprendiendo un oficio en busca de un buen porvenir. Prueba irrefutable de su importancia es la visita a Aceca del presidente del Gobierno Francés Édouard Herriot a sus instalaciones en 1932, durante su Viaje de Estado a España.


El ferrocarril, un estímulo más.
Otro elemento importante para entender aquellos pujantes años de Aceca, es la llegada del ferrocarril y la construcción de una estación. Su proximidad al importante nudo ferroviario que fue Algodor, contribuyó notablemente en su desarrollo. Con fervor, los que lo vivieron expresan que, a la llegada de la temporada estival, en esta estación, paraban trenes llenos de madrileños que venían a bañarse al Tajo, a la zona conocida como "la corona", aprovechando los lugareños la afluencia para montar chiringuitos de bebidas y helados. Llenaban las pensiones, bares, restaurantes… fue un atractivo más que tuvo Aceca en esos tiempos, cuando no había piscinas la gente venía a pasar el día al río, dando a los acequeños otra vía para hacer negocio. Además de ser el único medio de transporte para que la gente humilde pudiera viajar, era muy normal según dicen "ir al centro de Madrid de compras".

Todos estos alicientes hicieron del barrio, un lugar donde labrarse un futuro, por esto durante décadas fue un sitio estimulante para instalarse. A la fuerza, escuchando los testimonios de las gentes que allí vivieron, con la nostalgia y cara de felicidad a la vez, que irradian mientras lo cuentan, tuvieron que ser tremendamente felices allí, al menos en los cincuenta y los sesenta del siglo XX. ¡¡Presumen de que allí había escuela, tiendas, bares, baile de invierno y de verano incluso estanco!! y ese entusiasmo que ponen te hace trasladarte directamente a esos momentos, o como alardeaban de sus fiestas, esas emociones que transmiten y del modo que lo detallan mientras lo narran, de verdad, te erizan la piel.
Los franceses, así se les llamaba, también fueron los que levantaron la bonita Ermita de Nuestra Señora de Fátima, situada al sur de la zona de Aceca, junto al río Tajo. Fue inaugurada y bendecida mediada la década de los cincuenta del siglo pasado, con la asistencia del arzobispo de Toledo Pla y Deniel, aunque la idea de su construcción data delos años veinte. Según informa "El Castellano" el 20-12-1929, el obispo de Toledo doctor Segura, visitó el barrio de Aceca con el fin de conocer los terrenos donde habría de ser ubicado el templo.
Se trata de una hermosa ermita realizada en estilo colonial, construida con una clara inspiración en la doctrina social de la iglesia que se desarrollaba en la época y buscaba la protección del trabajador en el mundo laboral, pues la constitución de la compañía de los Ratié como colonia Industrial, posibilitó que se comenzara a construir un pequeño pueblo rural junto a su fábrica de harinas y electricidad. Estos años de auge también necesitaban un lugar digno para el culto cristiano, donde se celebraban sus fiestas en honor a San Marcos y Nuestra Señora de Fátima con gran esplendor. Hoy en día, estas imágenes continúan siendo veneradas y festejadas con toda solemnidad, destacando la romería de San Marcos, muy arraigada en nuestro pueblo.

IMAGENES COLOREADAS CON IA, DEBAJO DE LAS MENCIONES
Menciones:
-Hilario Rodriguez de Gracia, Los Ratié y el aprovechamiento del agua en Villaseca de La Sagra.
-Rose Duroux, Franceses que emigraron a España, Auverneses en la Castilla del siglo XIX.
Imágenes:
-Biblioteca digital de la Comunidad de Madrid.
-WIkipedia
-Puentes, carreteras y ferrocarriles en la provincia de Toledo, https://puentescarreterasyferrocarrilestoledo.blogspot.com/
-Hemeroteca Digital, Biblioteca Nacional de España.
-Fototeca, Fundación de los ferrocarriles españoles.
-Biblioteca Medicea Laurenciana, Florencia.




